Me gusta verte dormir

Ese día no sabía si te tomarías de la mejor forma mis palabras, busqué en la casa alguna de las fotos que me tomaste. Logré divisar dos que no había visto sobre aquella noche en la que estuvimos jugando y riendo hasta tarde; ese día, me pareció percibir otro aire en ti. Tu aura, y la ternura que envolvía tu fisonomía era distinta. Jamás te había visto sonreír así.


La mañana siguiente, me levanté y me senté a pensar en lo que había pasado la noche anterior. Había pensado en irme, pero algo dentro de mí no quiso hacerlo. Sentí una parte de ti tocar mi espalda, te observé de manera paulatina. Dormías profundamente, y luego de unos minutos, observé como acariciabas las sabanas, te sentí nuevamente tocar mi espalda. Aprecié tu respirar y como un destelló de sol alumbraba el espacio en donde me sentía algo vacío. Le eché un ojo al libro que estaba junto a la cama, por un momento sentí que el día comenzaría de manera positiva. Una carta salió del libro, carta que cambiaría por completo mi estado de ánimo.

Antes de partir al trabajo, me levanté de la cama de manera abrupta y camine a la puerta, miré tu hermosa silueta y saqué una pequeña sonrisa. Me acerqué muy lento hacia ti y te besé la frente. Una leve sonrisa apareció esa extraña mañana. Los celos, la preocupación y la angustia me atacaron desprevenido. Necesitaba un abrazo, un beso quizás. ¿Por qué me merezco esto? - me lo pregunté durante todo el día. Traté de entender esa carta, la leí cinco o seis veces mas o menos, no supe como abordarla después de la séptima lectura. Me siento mal, estoy un poco perdido, y necesito encontrarme.

Horas después, llegué a casa pensando en que te encontraría viendo televisión o leyendo algo. Me senté en el comedor y miré hacia el techo, cerré los ojos para sentirme un poco mas apagado; me puse a pensar en las posibilidades que hay de sentirse abrumado por algo como una carta. Un largo suspiro me hizo preguntar en donde estabas. Caminé dentro de la casa, y cada segundo que pasaba, seguía y seguía imaginando como sería mi ausencia dentro de nuestro hogar. Me pasé un largo rato creyendo que llegarías, recordé tu sonrisa de la noche anterior; sonreí posterior a eso.

Jamás me había sentido así, estoy tan perdido que no quiero encontrarme. Me siento defraudado, y no estoy moralmente bien. He perdido una parte de mí, y estoy pensando en que pronto te perderé. Ahora quiero salir, esta casa se siente vacía. Mi mente está pálida, y mi vista se nubla poco a poco. Voy suspirando despacio, tratando de llegar a comprender tu ausencia. La noche se me está haciendo pesada, aún no apareces y ya me siento triste.

¿En qué momento me ausenté? ¿Cuándo fue que me perdí? - Si en donde me encuentro ahora, fue cuando te besé y te dije que estaría contigo siempre. Dejaré esta casa, con la sensación fría y cálida de lo que alguna vez fuimos. Ahora, duermo profundamente. Y vago cada vez que puedo dentro de esta sala, aún espero el día en el que te des cuenta de que no estoy. Espero que algún día puedas ser feliz, y no le susurres mi nombre a otro hombre. 

Te estaré esperando, y cuando llegues, estaremos juntos de nuevo. Por ahora, me gusta verte dormir.




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